Ahh..mi dulce Guazapa.
Y yo solo con mis manos, sin la de otros.
¿Como he de volver a embellecer tus laderas?.
Si casi fueron aniquiladas junto a nosotros,
y quedaron convertidas en yermas canteras.
Hoy al recordarte, cierro mis ojos,
pues el llanto presto los anega;
mas no logro ahogar con ello,
aquellos tristes sollozos...
que parecías susurrar después de cada refriega.
Y al disiparse el retumbar de los cañones,
nos envolvía una lúgubre niebla;
y donde antes había vida y arboles junto
a unos farallones, quedaba luego asolado,
y cubierto con un manto tétrico de tiniebla.
Aun escucho de mi fusil su fragor,
que acompaño con su canto,
el amargo llanto de mis compañeros caídos;
mas no logro acallar en mi, este dolor;
porque al irse antes, me hicieron trampa...
pues ellos jamás fueron vencidos.
Ni un paso atrás, muchas veces juntos
gritamos en consigna; y aunque a veces
teníamos que hacer un "repliegue táctico",
que a mi memoria no resulta digna.
Ustedes nunca cejaron, y a viva voz
por siempre gritaron:
Compañeros caídos en combate.
¡Hasta la victoria siempre... Venceremos!
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