Tras grande peregrinar,
hube llegado al reino de Aragón;
donde por aquellos días,
"mi bien amada"
embellecía aún más el paisaje.
un brío mas gallardo le observé.
Pasamos acicalarnos al Río Isuela,
pues mucha falta nos hacia;
y prosiguiendo por ese camino...
pronto estuvimos cerca de Huesca.
Lugar donde una gran inquietud
de mi, se apodero.
Majestuosa te vistes de Castillos Medievales;
Eres suavemente acariciada,
por la imponente figura del rió Ebro;
quién le brinda un leve toque
de nostalgia a tu hermosura.
Mas cuando tus sagrados caminos
Sin batalla y gloria alguna
me encontré vencido;
pues tímida tú sonreías,
cuando otro caballero
No tuve el valor de replicar nada.
Simplemente en esa callejuela,
emprendí la retirada;
y estando en Teruel...
mi rumbo y sentido yo perdía.
Muchos días sin detenerme cabalgué.
De pronto divise unos valles.
Y si fiel es mi memoria,
por esos días eran unas salineras...
entre Israel y Jordania.
Deteniendo allí mi caballo,
mi llanto en torrente deposité.
Al final vi que esos valles,
por mis lágrimas se habían anegado;
y a ese gran charco,
tuve a bien llamarle:
" Mar Muerto"
Porque muertas en él,
yacían mis esperanzas.
Que más adelante les compartiré.
*Derechos Reservados*
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