Quiero narrarles a mis amigos
una historia....
que si fiel, me es aun la memoria;
sucedió una noche de invierno del 84.
Para ese entonces la BRAZ
ya se había dividido en dos,
y venía bajando de Tenancingo...
a un lado el río Quezalapa,
y las estribaciones del monte
San Juan.... a la par.
Ese invierno había sido
especialmente
inclemente,
el hambre y el cansancio...
por momentos hacia flaquear.
Los combates contra el Ejercito
habían sido duros,
y para colmo de males...
nos topamos con el recién estrenado
Batallón Atonal.
Esa noche se entablo un raro
y singular combate,
y el ejercito con sus luces...
parecían espantar.... hasta la oscuridad.
Las miles de trazadoras, de sus armas
eran como finos dedos
de la mano de la muerte,
y la tercera parte de la fuerza...
con un susurro
llego esa noche a sustraer.
De tal manera
que al amanecer del siguiente día,
la única melodía que se escuchaba era
un silencio sepulcral;
la fuerza armada se preparo
para aniquilarnos...
en un asalto final.
Entonces escuchamos
una voz entrecortada en nuestras filas,
que mas que gritar una consigna...
parecía mas, una ultima plegaria
u oración.
¡¡¡ No pasaran !!!
Se escucho primero como un murmullo...
que fue creciendo entre nosotros
como un arrullo...
hasta llegar a la convicción.
Al final de ese sangriento día,
nuestra tristeza se transformo en alegría;
y el Batallón de Infantería de Reacción Inmediata Atonal...
conoció por primera y ultima vez ,
al Batallón Rafael Arce Zablah....
popularmente conocido... como
La BRAZ.
Todo comenzó,
con un canto que suavecito y muy claro
a esos perros les decía....
¡¡¡ No pasaran!!!
Samuel
♞
Sir Galahanth
< Autor >
*Derechos Reservados*
Silvia Regina Cossío Cámara
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