pude distinguir, el triste canto de las cigarras;
las cuales parecían estar ateridas por el frío,
tal y como en ese momento me encontraba.
ya que de cuando en cuando, mas de alguna;
de la arboleda en que todas se encontraban;
se desprendía, y emprendía un cortísimo vuelo;
hurgando muy afanadamente en la extesión,
como implorando, por un cálido rayo de luz;
que también a ellas, como a mi, el astro rey,
tal cual llega a presentarse, exclusivamente,
cuando uno sabe,es la muerte que acompaña;
en esta reflexión, esa paz pude comprender,
al alcanzar a percibir, el batir de las alas
de un murciélago, ante el cual, las cigarras,
presentían todo lo efímero que es la vida.
Pues absolutamente todas, como por encanto,
guardaron para sus adentros,
un inmutable silencio .
un inmutable silencio .
Tras unas horas que a mí me parecieron años,
una leve, pero lacerante niebla se observó;
lo cual me invitó a buscar un mejor abrigo;
ya que toda aquella total humedad, y el frío
solo les invito a volar para saciar su sed;
ya que les resultaba más que el presagio,
de que el albor de la madrugada iba a suceder.
Comenzaron todas ellas locas a elevar el vuelo...
Tomé mi machete... comencé a preparar café.
Sir Galahanth
<Autor>
*Derechos Reservados*
Silvia Regina Cossío Cámara
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